La piel y el frío
Consejos para cuidarnos y lucir espléndidas en este invierno que acaba de empezar.
Dra. Laura Szafirstein El frío afecta severamente nuestra piel pues rompe y erosiona la barrera dermoepidérmica y genera inflamación e infección bacteriana. Para cuidarla, hay que evitar las temperaturas extremas en aquellas personas que tienen problemas circulatorios, evitar el contacto con lanas cuando la piel no está intacta o cuando se desarrollan cuadros como dermatitis atópica o psoriasis en forma de queratodermia psoriática. En cuanto a las palmas de las manos, conviene mantener una humectación permanente en base a cremas, evitar los lavados frecuentes con jabones detersivos y el uso exagerado de alcohol en gel.
A la hora de elegir la crema adecuada para hidratar la piel, es necesario tener en cuenta varios factores. A medida que pasan los años se adelgaza la epidermis y por eso es necesario tomar abundante agua, consumir vitamina A y lubricar en forma permanente usando cremas con protector solar.
Hay que tener cuidado con las pieles grasas. En ellas no hay que confundirse, ya que manifiestan estados severamente descamativos que no significa que estén secas y que pueden interpretarse como la dermatitis seborreica que se agrava por el mayor uso de cremas. Además, en esta época, se puede aprovechar para realizar tratamientos ligeramente exfoliantes y el uso de ácido retinoico y todos los demás alfa y beta hidrioxiácidos.
La piel de los labios es una de las que más se perjudica con el frío. Para protegerlos es necesario recurrir a productos ricos en vaselina, manteca de karité (cacao) y protectores solares.
En cuanto a las manos, hay que usar cremas con protectores solares y vitaminas. El ácido láctico, para el dorso, puede resultar muy útil, así como cremas con altos porcentajes de urea.
Cuestión de salud
Hay enfermedades de la piel que se ven agravadas con la presencia del clima frío. Entre ellas figuran la rosácea, la urticaria por frío, la esclerodermia, la enfermedad de Raynaud, los eccemas, las psoriasis, las alergias, la dermatitis seborreica y la ictiosis. También hay personas con trastornos circulatorios severos en extremidades (fundamentalmente la enfermedad de Raynaud) y con eritema pernio (sabañones) que sufren más durante esos días.
Quienes vayan a esquiar deben siempre mantener la piel alejada del frío por medio de guantes y colocarse cremas en base a vaselina. La lanolina, los aceites (sobre todo el de hígado de bacalao, rico en vitamina A) y las cremas siliconadas son buenas pues mantienen muy bien el fenómeno de barrera.
Además, es saludable tener otros cuidados que son fundamentales como mantener una excelente alimentación sobre todo en base a vegetales, pocas grasas y pescado, tomar dos litros de agua por día y realizar actividad física, consumir antioxidantes locales y generales, acudir a los controles médicos, evitar los diuréticos si no están indicados, evadir los cambios bruscos de temperatura y, sobre todo, no fumar ni consumir exageradamente alcohol y drogas. Se puede considerar como buen antioxidante el uso del té verde y las frutas.
Es fundamental tratar de no caer en stress físico y emocional o contrarrestarlo de forma eficaz y dormir ocho horas diarias. También, humectar la piel una a dos veces por día como mínimo y, por ejemplo, al salir del natatorio retirar el cloro y humectar.
Los jabones perfumados a veces son productores de dermatitis por contacto, es mejor usar jabones neutros y o sustitutos de jabón. La piel de genitales o mucosas no debe lavarse con jabón: hay que tener cuidado con el uso frecuente de pediculicidas y aumentar en invierno las exfoliaciones con esponjas en la piel del cuerpo.
La autora es médica dermatóloga. Miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología y de la Academia Americana de Dermatología.